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1998

 

Fue la última vez que se realizó en las Playas Serranas, del Lago del Parque General San Martín. Se decidió que la Vía Blanca fuera un desfile solo de Reinas. Además de las majestades vendimiales nacionales salientes, en los carros pasearon las departamentales, otras 9 reinas de fiestas provinciales como la de Nieve, la Tradición y la Melesca, más 15 soberanas elegidas de otras celebraciones nacionales. El Carrusel fue un desfile de 30 carros vendimiales y mas de 1300 personas, entre  ellas miembros de 40 centros tradicionalistas y de las colectividades españolas, italianas, boliviana, catalana, eslovena, entre otras.
"Mendoza al mundo... por los caminos del vino", se llamó el show del Acto Central que se vió en el Teatro Griego. Tuvo libreto de Mario Craitman y dirección de Pedro Marabini, quien pensó una puesta con un escenario más bajo y más ancho que los de las últimas ediciones que parecía "abrazar" al público.
La trama fue desarrollada por las presencias en escena del folclorista mendocino Golondrina Ruiz y el actor Rafael Rodríguez, que oficiaron de relatores  del show musical sin tanto apego a lo argumental. Una novedad: fuegos artificiales al inicio, cuando generalmente estos efectos eran para el final.
Actuaron 360 bailarines de ballets folclóricos departamentales e independientes, junto a 120 de clásico y contemporáneo y más de 100 de apoyo coreográfico. Se sumaron la Orquesta Filarmónica de Mendoza, dirigida por Gregorio Gutiérrez, y los coros de la UNCuyo y de la Universidad de Mendoza.
Fue elegida Reina Nacional Cecilia Fornara de San Rafael.

1999

 

La Bendición de los frutos volvió a realizarse en el Prado Gaucho del Parque General San Martín. Además de la ceremonia religiosa, actuaron los coros de Niños Cantores de Mendoza, de la UNCuyo y de Regatas; también el tecladista Gabriel Mendoza y grupo de Guitarras Báez. La reina saliente entregó los frutos bendecidos a hogares de ancianos del Este provincial. 

El espectáculo "Mendoza: tierra del vino y la magia de los toneles" fue dirigido por Pedro Marabini y tuvo libro de María Laura Polomba. Se armó un monumental escenario de 30 metros de altura y 20 desniveles que fue transitado por 1500 personas a la vez, que ingresaban o salían por 20 túneles.
El tema mágico llevaba el hilo del show, lleno de duendes y momentos efectistas como la aparición de la Reina de la Vendimia de 1998 quien encendió una enorme antorcha que simbolizó la magia de una celebración que cumplía 63 años.
En los distintos cuadros musicales se presentaron casi todos los ritmos folclóricos nacionales: cueca,gato, chamamé, tonada,  chacarera y el pericón;  incluso la milonga y el tango. Además del homenaje a los países latinoamericanos.
No sucedía hacía años, pero esa noche volvió la clásica lluvia de Vendimia, en donde los espectadores debieron ver parte del show bajo sus paraguas o rompevientos, incluso improvisadas carpitas con nylon.
Esa noche la nueva Reina de la Vendimia fue la representante de San Carlos, Milagros Lo Bello
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